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La OEA insistió en la narrativa de “fraude electoral” a pesar de la falta de pruebas
Washington, DC ― Un gran error de codificación en el análisis de la Organización de Estados Americanos sobre las elecciones de octubre de 2019 en Bolivia demuestra otra falla garrafal en ese análisis, lo que refuta nuevamente las afirmaciones de la OEA de que un fraude afectó los resultados electorales. El error fue revelado la semana pasada después de que Irfan Nooruddin, un politólogo de la Universidad de Georgetown en Washington, DC a quien la OEA había contratado para analizar los resultados de las elecciones, publicara sus datos por primera vez. El economista del Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR), David Rosnick, identificó que en los datos de Nooruddin las marcas de tiempo estaban ordenadas alfanuméricamente, en lugar de cronológicamente. Este fue un error vital para el análisis de la OEA, ya que sus alegaciones de un “cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de los resultados preliminares” dependían de la cronología de cuándo se informaron los votos. En su informe final de auditoría sobre las elecciones, la OEA indicó que las tendencias observadas en el conteo rápido inicial también podían apreciarse en el conteo oficial; cuando esta conclusión está basada en marcas de tiempo ordenadas incorrectamente.
“La OEA no tenía una cronología real del conteo de votos de Bolivia, a pesar de que hizo acusaciones sobre un cambio en la tendencia de los votos a lo largo del tiempo que sugería la existencia de un fraude”, dijo Rosnick.
El error de codificación significa que cada día va de “01:00 a.m.” a “12:59 p.m.”, lo que significa, por ejemplo, que Nooruddin consideró actas con una marca de tiempo de “01:00 p. m.” antes que las actas marcadas con la hora “01:01 a.m.” el mismo día (21 de octubre). Esto hace imposible que Nooruddin y la OEA hayan podido analizar adecuadamente las tendencias de la votación a lo largo del tiempo.
Marcas de tiempo oficiales (ComputoDate) en el orden de progresión de Nooruddin del conteo oficial (cum_ps_natl_share_computo).
Gerardo de Icaza, director del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral de la OEA, ha seguido elogiando el trabajo de Nooruddin, incluso después de señalado el error, tuiteando: “@irfannooruddin es uno de los mejores estadísticos electorales del mundo. Sus hallazgos sobre las recientes elecciones bolivianas se mantienen a pesar de las afirmaciones sesgadas y neófitas que optaron por ignorar los hechos”.
“Es más que sorprendente ver que estos datos salieran a la luz tan tarde y con múltiples errores, pero tampoco es tan sorprendente dado que hasta el momento nadie ha podido replicar el análisis de Nooruddin”, dijo Jack Williams, investigador electoral del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), quien es coautor del análisis de los resultados electorales de Bolivia publicado por el blog “Monkey Cage” de The Washington Post en febrero de 2020. “Es lamentable que hayan pasado ocho meses hasta publicar el código estadístico con errores tan básicos, incluso cuando otros investigadores y periodistas solicitaban los datos para determinar cómo el análisis de la OEA alcanzó las conclusiones a las que llegó”.
“Este increíble error dice mucho sobre la integridad del trabajo de la OEA en el seguimiento de las elecciones y de su capacidad para determinar si el fraude o las irregularidades podrían haber afectado los resultados”, agregó Williams.
“Que la OEA continúe defendiendo su análisis de las elecciones bolivianas, en lugar de reconocer sus errores ― o admitir su deshonestidad en el sentido de que no tenía pruebas para afirmar que un fraude cambió los resultados de las elecciones de Bolivia ― demanda una rendición de cuentas”, dijo Rosnick. “Los representantes políticos de Estados Unidos y de otros países miembros de la OEA deberían exigir respuestas”.
“Los países miembros también podrían querer evaluar si se está dando un buen uso a sus aportaciones monetarias a la OEA”, agregó Rosnick. “La OEA se ha negado a responder a las preguntas de miembros del Congreso de Estados Unidos y de los medios de comunicación sobre su análisis de las elecciones bolivianas y su papel en allanar el camino para un golpe militar en Bolivia. Todo este tiempo parecía obvio que tenían algo que ocultar, y ahora estamos comenzando a ver más pruebas de que la OEA nunca podría defender sus acusaciones en contra de las elecciones de Bolivia de 2019”.
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