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Washington, DC ― Las elecciones generales del domingo 18 de octubre en Bolivia podrían verse nuevamente amenazadas por la participación de la Organización de los Estados Americanos (OEA), advierte el codirector del Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR, por sus siglas en inglés), Mark Weisbrot. El 30 de septiembre, el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, se reunió con el ministro de Gobierno boliviano de facto, Arturo Murillo, en la sede de la OEA en Washington. Luego de la reunión, Almagro tuiteó que Murillo había “transmitido su preocupación sobre la posibilidad de un nuevo fraude” en las elecciones del 18 de octubre en Bolivia. Almagro acordó “fortalecer” la misión de observación que la OEA tendrá sobre el terreno durante las elecciones. A pesar de la retórica de Almagro sobre un posible fraude del MAS, numerosas encuestas muestran al candidato del MAS, Luis Arce, en primer lugar, y cercano a la ventaja necesaria para evitar una segunda vuelta en las elecciones.
“La OEA jugó un papel de liderazgo en la creación de las condiciones para el derrocamiento militar del Gobierno democrático de Bolivia, luego de las elecciones del año pasado en el país”, dijo Weisbrot. “La OEA rápidamente arrojó dudas sobre los resultados preliminares que mostraban a Evo Morales con una victoria en primera vuelta, emitiendo una declaración llena de falsedades sobre las elecciones un día después de su realización, y repitió estas falacias en múltiples comunicados”.
“Como informó el New York Times, el ‘análisis defectuoso’ de la OEA ‘alimentó una cadena de eventos que cambió la historia de la nación sudamericana’. Esto incluyó el golpe militar del 10 de noviembre”.
Investigadores del CEPR, al igual que otros expertos del Instituto Tecnológico de Massachusetts, la Universidad de Pennsylvania y la Universidad de Tulane, y la Universidad de Michigan, y otros más reportados por el The New York Times, realizaron análisis estadísticos de los resultados de las elecciones de Bolivia en 2019 y concluyeron que la OEA no tenía evidencia para sustentar sus acusaciones de que un fraude había afectado el resultado electoral. Más de 130 economistas y estadísticos llegaron a la misma conclusión y las acciones de la OEA han sido denunciadas por 29 miembros del Congreso.
Pero la OEA ha seguido esquivando los cuestionamientos y se negó a aceptar responsabilidad alguna por sus acciones. Incluso envió al mismo jefe de misión del año pasado para liderar la próxima observación. En junio, Almagro respondió al informe del New York Times, por medio de una declaración de 3,200 palabras en la que remontaba a 1931 para atacar el tipo de periodismo del Times, acusando al periódico de haberse dedicado “más a una defensa de Stalin que de la verdad”.
Los congresistas estadounidenses Jan Schakowsky y Chuy García demandaron una investigación sobre el papel que jugó la OEA en la deslegitimación de las elecciones de 2019 en Bolivia. Almagro “afirmó en repetidas ocasiones, sin pruebas, que la elección fue ‘robada’”, escribieron en un reciente artículo de opinión.
El International Crisis Group (ICG) advirtió que el papel de la OEA en deslegitimar las elecciones de Bolivia el año pasado socavará la confianza en el rol que la organización desempeñará este año: “…la controversia sobre los hallazgos de la OEA ha opacado aún más su papel como árbitro imparcial.”, escribió el ICG en una reciente sesión informativa. “Dado que Morales y sus partidarios rechazan el papel de la OEA como observadores, será difícil para la organización monitorear de manera confiable las elecciones de octubre”.
“En vista de lo que hizo la OEA, los comentarios actuales de Almagro sobre el fraude en esta elección constituyen una gran amenaza”, dijo Weisbrot. “No deberían participar en estos comicios”.
Los casi 11 meses de gobierno de facto se han caracterizado por violaciones generalizadas de los derechos humanos que incluyen masacres por parte de las fuerzas de seguridad, ataques racistas y persecución de opositores políticos; hechos sobre los cuales Almagro se ha negado rotundamente a hablar.
Mientras tanto, se han documentado numerosos ataques a las oficinas de campaña del MAS, agresiones y arrestos de candidatos del MAS, y otros eventos de violencia y represión hacia votantes en el período previo a las elecciones. Pero la OEA ha guardado silencio sobre todos estos incidentes, y en su lugar ha dado crédito a los llamados alarmistas del gobierno de facto. Las acciones y declaraciones de la OEA podrían promover nuevamente la violencia y la inestabilidad.
Varias otras delegaciones de monitoreo electoral estarán en el terreno observando las elecciones del domingo, incluidas las organizadas por el Grupo de Puebla, Progressive International, Parlasur, COPPAL, Code Pink, académicos con experiencia en Bolivia y América Latina, y otros. El CEPR publicará actualizaciones y declaraciones de algunos de estos observadores en su blog en vivo que estará a disposición pública este domingo, día de las elecciones.
Sin embargo, los cambios en la transparencia de los resultados, según como han sido descritos por los representantes del PNUD en La Paz, obstaculizarán el análisis de los datos preliminares por parte de observadores independientes. Asimismo, estos cambios dificultarán la verificación de las declaraciones hechas sobre los resultados de las elecciones tanto por la autoridad electoral de Bolivia, como por los candidatos políticos y los partidos, así como por la OEA y otras misiones de observación, entre otros. Estos cambios, de ser ciertos, harían casi imposible el tipo de análisis que realizó inicialmente el CEPR, demostrando que las primeras declaraciones de la OEA eran falsas.
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