22 Junio 2012
Mark Weisbrot
The Guardian Unlimited, 22 de junio, 2012
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Un golpe de Estado está ocurriendo en este momento –viernes a la tarde- en Paraguay. Así es como ha sido descrito por varias naciones de la región. Y la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) lo está tratando como tal- y tomándolo muy seriamente. Los 12 cancilleres (incluyendo los de Argentina y Brasil, que están muy preocupados) viajaron a Asunción anoche, para reunirse con el Presidente del Congreso de Paraguay.
El Congreso de Paraguay está intentando derrocar el presidente, Fernando Lugo –en un proceso de destitución en la que se dio menos de 24 horas de preparación y solamente dos horas para presentar una defensa. Parece que la decisión (la sentencia) ya ha sido escrita, y será presentada hoy a las 20:30 GMT. Será imposible decir que ha habido un debido proceso de la ley bajo ninguna circunstancia, pero además es una violación clara del Articulo 17 de la Constitución de Paraguay, que garantiza el derecho a una defensa adecuada.
La política en está situación esta clara. Paraguay estuvo por 70 años bajo el control del partido de derecha, el Partido Colorado. Durante la mayoría de este tiempo (1947-1989) fue una dictadura. Lugo, ex-obispo Católico de la tradición de la teología de la liberación que había luchado por los derechos de los pobres, fue elegido en 2008, pero no ganó la mayoría en el Congreso. Él formó un gobierno de coalición, pero la derecha –incluyendo los medios de comunicación- nunca realmente aceptó su presidencia.
Yo conocí a Fernando Lugo a principios de 2009 y me impresionó mucho su paciencia y su estrategia de largo plazo. Él dijo que dada la fuerza de las instituciones alineadas en contra de él, no esperaba lograr mucho; él estaba luchando para que la siguiente generación pudiera tener una mejor vida. Pero su oposición ha sido implacable. En noviembre de 2009, Lugo tuvo que echar a sus oficiales militares después de recibir reportes creíbles de que estaban conspirando en contra de él, con la oposición política.
Lo que desencadenó a este juicio político fue un enfrentamiento entre campesinos luchando por derechos a la tierra y la policía, que dejó a por lo menos 17 personas muertes, incluyendo a 6 policías. Los campesinos reclaman que la tierra disputada fue obtenida de manera ilegal por un político del Partido Colorado. Pero esto es obviamente un pretexto, y es claro que el Presidente no tiene responsabilidad por lo que pasó – y los acusadores no han presentado evidencias para las acusaciones en el “juicio” de hoy. El Presidente Lugo ha propuesto una investigación para ver que pasó en el incidente; pero a la oposición esto no interesó – ellos quisieron tirotear primero y hacer preguntas después.
La elección de Lugo fue una de varias- Argentina, Brasil, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Honduras, Nicaragua, El Salvador- en la que gobiernos de izquierda han sido elegidos en los últimos 14 años, cambiando la geografía política del hemisferio, y especialmente en América del Sur.
Entonces, no es sorprendente ver la respuesta inmediata y urgente por parte de América del Sur a este intento de golpe de Estado, que ellos ven como una amenaza a sus democracias. El Secretario General del UNASUR, Alí Rodríguez, insistió que Lugo debería ser otorgado el “debido procedimiento” ante la ley, y el derecho de defenderse. El presidente Rafael Correa dijo que UNASUR podría llegar a no reconocer el próximo gobierno – de acuerdo a la clausula de democracia en la carta de UNASUR-.
Correa también fue uno de los opositores más fuertes del golpe de Estado en Honduras hace tres años, que derrocó al presidente de izquierda Mel Zelaya. Honduras sigue sufriendo de violencia extrema, incluyendo el asesinato de periodistas y oponentes políticos, en el régimen establecido bajo el golpe.
El golpe en Honduras fue un punto clave en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, cuando presidentes de países que incluyen a Argentina y Brasil, que anteriormente habían esperado un cambio en las políticas hacia la región, por parte de Obama, se vieron fuertemente decepcionados. La administración de Obama hizo declaraciones confusas sobre el golpe, y después –a la diferencia del resto del hemisferio- hizo todo lo posible para asegurarse de que el golpe haya tenido éxito. Esto incluyó el bloqueo de esfuerzos por la región, entre la OEA, de restaurar la democracia en Honduras. En la última Cumbre de la Américas, Obama – en contraste con la Cumbre de 2009- estuvo tan aislado como lo estuvo George W. Bush.
La administración de Obama has respondido a la actual crisis en Paraguay con una declaración apoyando el debido proceso de la ley. Quizás han aprendido algo de lo que pasó en Honduras y ésta ves no se opondrán a los esfuerzos de la región de apoyar a la democracia. Y seguramente América del Sur no permitirá que Washington se robe el proceso de mediación, si es que lo hay, como hizo Hillary Clinton con la OEA en Honduras. Pero Washington todavía puede jugar su rol tradicional, dándole seguranza a la oposición de que el nuevo gobierno tendrá apoyo, incluyendo de manera financiera y militar, de Washington. Veremos que pasa.
Aun está por verse que más puede hacer UNASUR para oponerse al golpe de Estado de derecha en Paraguay. Es comprensible que lo vean como una amenaza a la estabilidad democrática y regional.
Mark Weisbrot es codirector del Center for Economic and Policy Research (CEPR), en Washington, D.C. Obtuvo un doctorado en economía por la Universidad de Michigan. Es también presidente de la organización Just Foreign Policy